¿Sabías que existen dos tipos de obesidad? Descubre las diferencias entre obesidad saludable y no saludable aquí

¿Sabías que existen dos tipos de obesidad? Descubre las diferencias entre obesidad saludable y no saludable aquí

La palabra "obesidad" suele estar acompañada de advertencias sobre riesgos graves para la salud, pero ¿sabías que no todas las personas con obesidad enfrentan los mismos problemas? Existen dos tipos principales de obesidad que los especialistas han identificado: la obesidad metabólicamente saludable y la obesidad metabólicamente no saludable. Comprender la diferencia entre estos dos tipos es clave para saber por qué algunas personas con obesidad desarrollan enfermedades graves y otras no.

¿Qué es la obesidad metabólicamente saludable?

En términos sencillos, las personas con obesidad metabólicamente saludable tienen un peso elevado, pero su metabolismo funciona de manera más eficiente de lo que se esperaría en alguien con obesidad. Esto significa que no presentan las complicaciones habituales que suelen acompañar a la obesidad, como la presión arterial alta, los niveles elevados de azúcar en sangre o problemas de colesterol. A menudo, estas personas tienen menos grasa alrededor de los órganos internos (lo que se llama grasa visceral) y más grasa debajo de la piel, lo que parece protegerlos de ciertos problemas de salud.

A pesar de esto, no todo es tan positivo. La obesidad metabólicamente saludable sigue siendo un estado de riesgo, y los estudios muestran que muchas personas en esta categoría, con el tiempo, pueden desarrollar problemas más serios y pasar a tener obesidad no saludable.

¿Qué es la obesidad metabólicamente no saludable?

Por otro lado, la obesidad metabólicamente no saludable es cuando el exceso de peso viene acompañado de problemas graves como resistencia a la insulina (lo que dificulta que el cuerpo controle los niveles de azúcar en sangre), colesterol alto, hipertensión (presión arterial alta) y un mayor riesgo de enfermedades como infartos, derrames cerebrales y diabetes tipo 2.

En este caso, la grasa que se acumula alrededor de los órganos internos juega un papel importante, ya que libera sustancias que inflaman el cuerpo y pueden dañar el corazón, el hígado y otros órganos importantes. Esta grasa "peligrosa" no solo afecta la forma en que el cuerpo procesa la comida, sino que también aumenta el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.


¿Qué pasa con las personas con obesidad saludable?

Aunque la obesidad metabólicamente saludable puede sonar menos peligrosa, no es una condición para ignorar. A lo largo del tiempo, muchas personas con obesidad saludable pueden desarrollar los problemas que hemos mencionado y terminar en la categoría de obesidad no saludable, sobre todo si no hacen cambios en su estilo de vida.

De hecho, se ha observado que la mayoría de las personas con obesidad saludable, si no cuidan su alimentación y actividad física, terminan desarrollando las mismas complicaciones que las personas con obesidad no saludable. Sin embargo, la buena noticia es que al hacer ejercicio regularmente, mejorar la alimentación y reducir el estrés, es posible mantenerse saludable y, en algunos casos, prevenir la transición hacia problemas más serios.


Entonces, ¿qué significa todo esto?

La lección más importante es que la obesidad metabólicamente saludable no es un pase libre de riesgos. Si bien las complicaciones no se presentan de inmediato, el cuerpo puede empezar a mostrar problemas con el tiempo. Por eso, si tienes obesidad y te sientes bien ahora, es el momento perfecto para actuar. Adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia y ayudarte a mantenerte en buen estado de salud a largo plazo.

Si crees que te encuentras en riesgo, lo mejor es hacer chequeos médicos regulares, monitorear tu salud metabólica y comenzar un plan de bienestar que incluya tanto ejercicio como una alimentación balanceada.

Un llamado a la acción: cuida tu salud hoy

No importa en qué punto te encuentres ahora, siempre hay tiempo para mejorar tu salud. Pequeños pasos, como caminar más, hacer cambios simples en la dieta o reducir el estrés, pueden tener un gran impacto en cómo te sientes a corto y largo plazo. Tu salud es lo más valioso que tienes, y cuanto antes tomes el control, mejores serán los resultados. ¡Nunca es tarde para empezar a cuidarte y sentirte mejor!

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